Uribelarrea - Un acto de desprecio y deshumanizacion al mozo leal de un restaurante
La situación es Mostrar una situación atípica, que sucede entre los Dueños de Comercio Gastronómico, los Mozos, que realizan el primer contacto con el comensal, al mostrar la carta del comercio y defender su trabajo, mostrando un menú que aveces lo tiene que dibujar y mostrar su mejor cara, sin problema, siendo simpáticos con los sueldos en valores atípicos, en este caso los Mozos ganan en general 9000 pesos por Jornada de fin de semana, y los Comercios recaudan sumas millonarias en semana de dos días, Sábado y Domingo, la mayoría son menores de edad, o estudiantes de una Escuela Secundaria muy importante en este lugar.
El sabor del desprecio: Un acto de injusticia en el mundo de la gastronomía
En el vasto y colorido mundo de la gastronomía, donde se entrelazan sabores, olores y emociones en cada bocado, existe un escenario aún más complejo y sensible: el de los restaurantes.
Estos lugares donde se fusionan los talentos culinarios y la pasión por deleitar a los comensales, tienen detrás historias de esfuerzo y dedicación que a menudo pasan desapercibidas. Algunas, lamentablemente, dejan una marca profunda en el alma del personal.
En esta ocasión, nos encontramos ante un hecho que pone en tela de juicio los valores éticos y humanos dentro de un establecimiento gastronómico. La historia de Xxxxx , el mozo/Za que perdió más, que solo un día de trabajo.
Xxxxx es un joven de carisma contagioso, con una pasión desbordante por el servicio y una sonrisa que apacigua el alma.
Llevaba un tiempo trabajando en el restaurante ejemplo "El Sabor de la Vida", ubicado en el corazón de Uribelarrea, cuando ocurrió el fatídico episodio que cambió el rumbo de su vida.
Una tranquila tarde de Domingo se convirtió en la pesadilla para Xxxxx. Un grupo de comensales de aspecto desafiante llegó al restaurante. Desde el primer momento, su actitud arrogante y prepotente dejó un aire de inquietud entre el personal del lugar. Pero Xxxxx siempre dispuesto a ofrecer el mejor servicio, atendió a cada uno de ellos con una profesionalidad envidiable. Sin embargo, jamás imaginó la sorpresa que se llevaría al finalizar la velada.
Los comensales, ni cortos ni perezosos, decidieron marcharse sin pagar. Abandonaron el local impunemente mientras disfrutaban de las risas y miradas cómplices. El golpe al corazón de Xxxxx fue inevitable. Aquellos platos que él había recomendado con dedicación, las copas de vino que había servido con esmero y las horas y horas de su jornada laboral desaparecieron sin dejar huella en sus bolsillos.
Pero el verdadero golpe no llegó solamente desde la derrota financiera. El dueño del restaurante, en lugar de tomar responsabilidad por el incidente o mostrar empatía hacia su leal empleado, decidió descontar la totalidad de lo sustraído de la mermada nómina de Xxxxx. Un acto tan cruel como desleal, que sumergió a nuestro protagonista en una profunda tristeza y desesperanza.
Es difícil de comprender cómo una persona que se dedica al rubro gastronómico, un universo donde lo humano y lo emocional son fundamentales para crear atmósferas mágicas y sabores únicos, pueda permitir que la avaricia contamine su corazón y minimice los esfuerzos de aquellos que dan todo por hacer de cada experiencia culinaria un momento inolvidable.
Desde estas líneas queremos, una vez más, hacer eco a esas voces silenciosas de la industria de la restauración. Voces que hablan de servidores cansados pero valientes, cuyas sonrisas enmascaran vivencias injustas.
Es hora de que como sociedad exijamos un trato digno y justo para quienes nos sirven con devoción.
Queda entonces en nuestra conciencia como ciudadanos, valorar, aplaudir y reconocer a los trabajadores de la gastronomía, esos que se esfuerzan día a día por llevar alegría a nuestros paladares. Porque cada plato que llega a nuestra mesa es el fruto de un esfuerzo y de sueños truncados como el de José.
La historia de Xxxxx nos recuerda que debemos luchar por preservar la dignidad y el respeto en todos los confines de nuestras vidas, incluso en aquellos lugares donde el arte de la cocina y de servir se entrelazan para brindarnos momentos únicos.
En la batalla contra la injusticia, todos debemos levantar la voz y decir ¡basta! No podemos dejar que actos insensibles eclipsen la pasión y el amor que visten el delantal de cada mozo. Levantemos nuestras copas y hagamos un brindis por aquellos que, como Xxxxx , merecen reconocimiento y justicia en cada bocado.
En esta Situación de desesperación Xxxxx se tuvo que hacer cargo de los 35000 pesos que los comensales se llevaron sin pagar, dejando a Xxxxx con un sabor amargo, y teniendo que cubrir el dinero faltante, donde dejó el total de sus Propinas y le dijo que siguiera trabajando para cubrir lo que restaba, la conclusión es muy triste, está semana que empezó el Lunes en Uribelarrea Xxxxx no tenía ni un centavo para darle a sus hijos, ya que trabaja para darle de comer a ellos.
Xxxxx trato de arreglar con los Dueños del Comercio, para que no le saquen todo lo que ganan en un rato, lo triste para Xxxxx fue que no le permiten cuotas, y se puso muy mal, ya que los Dueños revisaron las Cámaras de seguridad en el momento que los comensales se retiraban y los propietarios observan si Xxxx los miraba al retirarse del Comercio en Uribelarrea.
Los Dueños podían Publicar en las redes sociales, que los Comensales se retiraban del lugar sin pagar, pero también pudo pasar que los Comensales fueron a pagar a la Caja del Comercio, queda la duda, ya que Xxxxx tuvo que pagar la cuenta trabajando más de 15 horas.
El hecho es verídico y Cañuelas Noticias reserva el nombre de la víctima y la del Comercio, acuérdense los Jóvenes que trabajan de Mozos, pueden tener una gran recompensa con buenas propinas en Uribelarrea.
Fernando Etchadoy
Cañuelas Noticias
@cañuelasnoticias
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